La policía de la ciudad de Valencia, España, encontró el pasado sábado los restos de un hombre que llevaba aproximadamente quince años fallecido en su apartamento
Según informara la agencia noticiosa Europa
Press, el hallazgo del cuerpo, correspondiente a un adulto mayor
identificado como Antonio Famoso, fue localizado en una vivienda de la calle
Luis Fenollet, y debido a una circunstancia fortuita: las intensas lluvias que
azotaron la región durante el fin de semana provocaron un atasco en los
desagües del inmueble, que afectó a apartamentos linderos.
Quince años de silencio: la vida invisible de Antonio
Famoso, el hombre que murió sin que nadie lo notara
Durante década y media, Antonio Famoso permaneció
muerto en su propio hogar sin que nadie lo advirtiera. Ni un vecino del barrio
valenciano de la Fuensanta —una zona de casas bajas que
intenta dejar atrás el estigma de la marginalidad— notó su ausencia.
El sábado, a las 16.17, los bomberos forzaron una
ventana de su departamento en la sexta planta de un edificio envejecido de la
calle Luis Fenollet. Lo que hallaron dentro los dejó sin palabras: el cuerpo
momificado de un hombre vestido, rodeado de palomas muertas, insectos y una
montaña de suciedad que llevaba más de quince años acumulándose. Un cuadro inmóvil
de abandono y silencio que había pasado inadvertido todo ese tiempo.
Un hombre que se fue borrando
Antonio, que hoy tendría 86 años, nació en Malagón
(Ciudad Real). Estaba jubilado y, según recuerdan los pocos que llegaron a
conocerlo, llevaba una vida sencilla, solitaria y previsible: el supermercado,
una caminata, un café en el bar del barrio. Desde su separación, ocurrida tres
décadas atrás, se había ido despegando del mundo, hasta desaparecer por
completo.
“Era tranquilo, no molestaba a nadie. Siempre solo,
saludaba y seguía su camino”, cuenta Rafael, vecino del piso
inferior y quien terminó descubriendo el misterio.
Fue él quien, tras denunciar una filtración por las
lluvias, llamó al seguro del edificio. El trámite rutinario derivó en la
entrada de los bomberos y en el hallazgo del cadáver.
La última vez que Rafael lo vio con vida fue en 2010.
“Pensamos que se había ido a una residencia”, dice. Ninguno de los residentes
de la finca pareció extrañarlo. Tampoco en el barrio.
Así lo sugiere una crónica del periodista Joaquín Gil,
publicada por el periódico matritense El País, y que recoge
testimonios de residentes de la zona.
Algunos apenas recuerdan a “un hombre encorvado,
desaliñado, con la mirada perdida”. Otros, directamente, no le ponen rostro. “Aquí
nadie sabía quién era. Nos quedamos helados”, admite una joven del bar de la
esquina. Incluso Francisco, vecino veterano de la finca contigua y
figura popular en la zona, confiesa sorprendido: “No tengo idea de quién era.
Me dejas de piedra”.
Sin denuncias, sin señales
Según fuentes de la Policía Nacional,
Antonio habría muerto de causas naturales. No hubo signos de violencia ni
denuncia de desaparición. Ni siquiera su familia —una exesposa y dos hijos
adultos— informó su ausencia.
Cuando los agentes entraron, la puerta no mostraba
daños y el pestillo estaba echado desde dentro. En el buzón, una etiqueta
amarilla con su nombre seguía impecable. Ni cartas amontonadas ni publicidad
vieja: los vecinos habían mantenido la rutina de vaciarlo de vez en cuando para
evitar ocupaciones.
El único misterio persistente es cómo el olor del
cuerpo en descomposición nunca alertó a la comunidad. “Nunca notamos nada
raro”, dice un residente. Otro arriesga una explicación: “La ventana estaba
abierta. Por ahí se ventiló el olor”.
Rafael recuerda, sin embargo, que años atrás su tía comentó
un hedor insoportable que duró apenas unos días. Nadie volvió a hablar del
tema.
La jubilación que se siguió pagando
El caso tiene otro capítulo desconcertante: la
economía del muerto siguió viva.
Durante esos quince años, las facturas de agua y luz
continuaron pagándose desde su cuenta bancaria. Incluso se saldó una deuda de
11.000 euros con la comunidad de vecinos tras un embargo.
Fuentes policiales indican que la Seguridad
Social siguió depositando puntualmente su jubilación, ya que en España
no se exige una fe de vida para cobrarla.
De ese modo, el nombre de Antonio siguió figurando en
los registros, como si aún bajara al bar de siempre o saludara en el portal.
El vecino que nadie vio
Hoy, el apartamento donde fue hallado Antonio
Famoso es un símbolo de una soledad extrema, casi inimaginable. Quince años de
ausencia convertidos en rutina.
Un hombre que un día dejó de estar y, sin
embargo, nadie notó que se había ido.
El vecino del 12, como todavía lo llaman algunos, fue
un espectro discreto de una ciudad donde el anonimato puede durar toda una
vida. Y un poco más.
Una situación más frecuente de lo que se cree
No deja de resultar irónico que en una sociedad
hiperconectada, en la que todo lo que sucede se comunica en tiempo real y donde
la privacidad está en constante amenaza, personas desaparezcan del mapa y nadie
lo note. Y no se trata de seres que residen en sitios remotos y en voluntario
retiro. Por el contrario, son habitantes de urbes populosas, que un día dejan
de ser vistas y nadie las echa en falta.
Por ejemplo, en 2023 fue encontrado el cuerpo de un jubilado que llevaba siete años muerto. Lo descubrieron luego de que la compañía de
suministro de gas obtuviera una orden judicial para llevar a cabo tareas de
mantenimiento de las tuberías, dado que el dueño de casa no respondía las
cartas.
En 2013, un anciano alemán fue hallado en un sillón de
su living, cuando llevaba tres
años muerto. El hombre era inquilino y el abono de la renta se efectuaba de
forma automática desde una cuenta bancaria. Cuando el dinero se acabó y se
atrasó el pago, el dueño de la casa fue al lugar y se topó con la macabra
escena.
Más cerca de nosotros, en 2021 se encontraron en una casa de la ciudad de Rivera los restos mortales
de una mujer, desaparecida dos años antes. Se comprobó que la difunta, cuya única familia
conocida residía en Brasil, había fallecido encerrada en una habitación junto a
su perro que, desesperado por el hambre, comió parte del cadáver antes de morir
también.
Hace menos de un mes, en la ciudad argentina de
Tucumán, se encontró dentro de una casa el cuerpo de una joven
fotógrafa, cuyo deceso dataría
de aproximadamente dos años.
Algunas veces, como escribió el narrador
estadounidense Ray Bradbury, la muerte es un asunto solitario. PAZ A SUS RESTOS…
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